Tecnologías aplicadas al periodismo

De ‘activistas’ y ‘agitadores’


de Paco Gómez Nadal, el Viernes, 04 de marzo de 2011 a las 3:27
 LA PRENSA/ 2 DE MARZO. Me permito escribirles esta nota, con el ruego de su publicación, tras la ignominiosa expulsión de mi hermano Paco Gómez Nadal de Panamá, un país al que él ama de corazón. Es difícil mantener la objetividad cuando del que se habla es de un hermano, pero, desde fuera, la sucesión de acontecimientos, no ya de los últimos días, sino de los últimos meses, con una clara persecución hasta que ha conseguido su repatriación “voluntaria”, califica a un gobierno al que la obsesión por eliminar la crítica le lleva a cometer sandeces y despropósitos rayanos en la paranoia. El esperpento de la detención de Paco y Pilar, su tránsito por la DIJ, la corregiduría y el Servicio de Migración deberían, en un estado de derecho que se precie como tal, llevar a dimisiones, disculpas y reparaciones.
En vez de eso, el gobierno de Ricardo Martinelli y sus allegados, una vez conseguido el objetivo, se ha dedicado a extender bulos, versiones contradictorias y a utilizar argucias “tecnológicas” (lo de la cuenta falsa en Twiter es de risa…) que solo esconden la cobardía de no querer reconocer la simple verdad: mi hermano es una persona incómoda para ese régimen cuasi dictatorial que, es cierto, apoyado en una victoria en las urnas, ha decidido apropiarse del país sin respeto alguno por una gran parte de sus ciudadanos que supongo son considerados “de segunda”.
En un estado de derecho, todos los ciudadanos son “de primera”, independientemente de su etnia, religión, formación o condición económica. El único pecado de Paco Gómez Nadal ha sido colocarse al lado de los débiles para denunciar tropelías de los poderosos. Y seguro que él no tenía siempre la razón. Nadie tiene esa virtud. Yo mismo he discutido muchas veces con él la forma, o el alcance de sus denuncias, pero la discrepancia no está reñida con la libertad de expresión y de pensamiento, pilares básicos de cualquier democracia moderna. ¡Ah! Y también ha cometido el pecado de ser “extranjero”.
En el diccionario de lengua castellana hay una expresión para describir el fenómeno: Xenofobia (odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros). Con la repatriación, no se engañen, absolutamente forzosa y bajo coacciones muy graves, de mi hermano, el Gobierno de Panamá ha lanzado un aviso claro: “la crítica no es bienvenida… queremos hacer lo que nos venga en gana con Panamá sin la molestia de tener que dar explicaciones o enfrentarnos a realidades incómodas y, por cierto, estamos dispuestos a cualquier cosa para evitar esas molestias…”. Califican a Paco y a Pilar de “activistas” (en tono despectivo) y “agitadores”.
No quiero entrar en disquisiciones semánticas, pero lo que es una verdad absoluta es que en mi familia nos han educado en el respeto y el compromiso con las personas; en la generosidad y la conciencia social. Nos han enseñado a ser “buenas personas”, que es lo que sí pueden decir de mi hermano (y también de Pilar…). Y se puede ser buena persona desde muchas actividades y condiciones. Hay buenas y malas personas en todos los colectivos y profesiones. Hay empresarios, políticos, indígenas, periodistas, activistas, curas, médicos o ingenieros que son buenísimas personas.
Y en esos mismos colectivos hay malos, malos, malísimos… No les quepa duda de que las personas a las que el Gobierno de Panamá acaba de expulsar del país son buenísimas personas que se han dejado –y seguro que se seguirán dejando– la piel por un país y unas gentes a las que han llegado a amar profundamente. Con sus acciones, el Gobierno panameño solo ha conseguido que ahora seamos muchos, muchísimos más, los que activamente nos impliquemos en que los derechos humanos sean respetados en cualquier parte del mundo.
Incluso en Panamá. Permítanme también desde estas líneas, agradecer muy sinceramente al embajador de España en Panamá y a su equipo la ayuda y el soporte prestado para que a nadie se le fuera de las manos este asunto y para que Paco y Pilar hayan podido regresar dañados solo en su corazón, aunque con una pena indescriptible. Muy agradecido por la publicación de estas líneas.
Esteban Gómez Nadal Empresario

0 comentarios:

Publicar un comentario

VISITANTES DEL MUNDO