Tecnologías aplicadas al periodismo

Gómez Nadal: Pilar llega a Cantabria

CANTABRIA

«Hemos venido custodiados por dos agentes, como si fuéramos terroristas»

La periodista Pilar Chato llegará hoy a Cantabria después de haber pasado dos días detenida en Panamá 

02.03.11 - 00:03 - 
«Ha sido muy duro cómo nos han sacado de Panamá porque dejo allí muchos amigos. No he salido voluntariamente, ha sido una deportación en toda regla. El Gobierno de Panamá no quiere testigos». Así manifestó ayer su sentimiento, sin reprimir las lágrimas, la periodista cántabra Pilar Chato, nada más llegar al aeropuerto de Barajas en un vuelo procedente de San José de Puerto Rico, hasta donde había sido trasladada por las autoridades panameñas. Ha sido expulsada del país acusada de participar en una manifestación por los derechos de los indígenas.
Durante 48 horas permaneció arrestada, «durmiendo en el suelo de una celda sobre periódicos», y como única comunicación con el exterior un teléfono móvil que logró esconder, tras su detención y que, finalmente, le fue encontrado y requisado.
«En todos los movimientos que hicimos desde nuestra detención estuvimos esposados», contó ayer, aunque reconoció que, «tanto la policía como los funcionarios se han portado con nosotros correctamente». Pilar Chato estaba acompañada por Paco Gómez Nadal, también periodista y miembro de la ONG 'Human Rights Everywhere'.
Custodiados hasta Madrid
Hasta tal punto han sido controlados, «como si fuéramos terroristas», que en el avión de vuelta a España volaron custodiados por dos agentes de Inmigración de Panamá. La redactora de El Diario Montañés llegará hoy, miércoles, a Cantabria para reunirse con su familia, «que es por la que más he sufrido durante estos días, por cómo se encontrarían con las noticias que llegarían a Santander».
Chato explicó que todo lo sucedido «ha sido inducido por la Presidencia panameña» y que, en absoluto, «se han respetado los derechos fundamentales. Gracias a que nosotros somos de un país del primer mundo... No sé qué habrá pasado con las personas que detuvieron junto a nosotros».
La periodista relató que el sábado, día 26 de febrero, se encontraba junto a Paco Gómez Nadal, como observadores, en una protesta en la capital contra las normas sobre la minería aprobadas por el Gobierno del país centroamericano. «Eran 20 indígenas y 80 policías, y cuando comenzaron a cargar, yo le dije a mi compañero que grabara con su cámara. Fue entonces cuando cayeron sobre él diez policías y le redujeron. En ese momento empecé a protestar y a invocar nuestros derechos, por lo que me llevaron también detenida junto a otras 14 personas». No tuvieron posibilidad ni de identificarse. «Nos llevaron a una comisaría del barrio El Chorrillo, uno de los más conflictivos».
Una grabación de una cámara sin sonido fue la prueba alegada para demostrar que estaban «instigando» a los manifestantes, «por lo que nos hicieron una amonestación verbal y no se nos impuso una multa». Entonces comenzó un encierro de dos días en el que los dos periodistas españoles no recibieron «la más mínima garantía jurídica, ni se nos permitió acceder a la asistencia consular», algo que sólo consiguieron gracias a una llamada que la cántabra logró hacer al cónsul Alberto Miranda, quien les acompañó todo el tiempo que se le permitió. «La embajada nos ha atendido perfectamente», precisó la periodista.
Pilar señaló que, tras pasar unas primeras horas en comisaría, y después de un juicio rápido presidido por un juez de paz, ambos acabaron en un centro de inmigración. Allí se les conminó a firmar un documento en el que aceptaban ser repatriados. «Los funcionarios no sabían ni qué hacer con nosotros, ya que no había cargos, pero yo oí que esperaban instrucciones de la Presidencia». La otra opción que se les dio era permanecer retenidos hasta que se aprobase una orden de expulsión que llevaría aparejada, además, la prohibición de volver a Panamá en un plazo de cinco años.
«Yo sabía que no debíamos temer por que nos infligieran daños físicos, aunque la noche del domingo al lunes, cuando estuve en el centro de Migración, fueron horas desagradables y violentas». Lo único bueno fueron «las mujeres detenidas por no tener papeles, que me arroparon: su único delito era ser inmigrantes».
«A las doce de la noche me sacaron para hacer una ficha policial y sellar las huellas. No me dejaron hablar, sólo gritaba para que Paco supiera que estaba allí. Me negué a firmar el documento que me presentaban. Si al final lo hice fue porque no teníamos ninguna garantía procesal -si nos hubiéramos quedado en Panamá- a recurrir una decisión que sabíamos que nos llevaría a la expulsión del país».
Pilar Chato denuncia que «en Panamá no hay seguridad en el respeto a los Derechos Humanos. Con nuestra salida desaparecen los ojos que estaban viendo lo que hace el Gobierno».
Reporteros sin Fronteras
La organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) protestó ayer mismo por su expulsión de Panamá y la consideró «un ataque a la libertad de expresión». «Este episodio marca una negación de la libertad de expresión en una cuestión de interés público», indicó la organización internacional pro libertad de prensa. Para RSF, la expulsión es «una medida motivada políticamente» porque los dos reporteros españoles «importunaban los intereses del Gobierno».

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